Para
Yorch, Fernando, Magaña, Ruffus, Sergio y demás agentes
El problema fundamental es la incapacidad de concretar acto alguno dentro del campo semántico de la realidad. De pronto, un día cualquiera, uno se levanta y tiene la convicción de que existe un planeta regido por una maquina dictatorial y debe salvar a aquellas personas que aún tengan la capacidad de llorar. En los pasos que doy en busca de una ciudad que pertenece a un futuro en blanco y negro, me he topado con personas que, al parecer, tienen esta misma misión. Agentes de una sociedad extraña, que pertenece sólo al más íntimo y personal de los mundos, que buscan en la redondez de una lágrima, un sentido de redención personal y ajena.
Como criaturas de una raza que prefiere la ensoñación inmediata y constante, compartimos una serie de códigos y señas que sólo son visibles entre nosotros. Una especie de aura, un aroma quizá, que nos revela como cómplices de una hiperrealidad para la cual no existe llave alguna. He hecho de estos individuos, de estos agentes, una alianza. Sabemos leer en la sombra del otro las historias de las que nos constituimos, los anhelos que son más propios que las huellas digitales, hasta el grado en que una mera complicidad dada por la supervivencia se convierte en una amistad.
Ellos son mi familia, los individuos con los que comparto el tiempo y la extrañeza de pasearse por un mundo que nos resulta un tanto ajeno y distante. Ellos son los que caminan conmigo y ven en la cotidianeidad una fascinación de novedad. Vivimos dentro de una simulación que, aparentemente, encuentra un reflejo tenue en el mundo en el que los demás se pasean. Es a través de este reflejo que logramos un contacto con otros siendo nosotros otros más.
El problema fundamental radica en no encontrar más como nosotros, en no lograr que el rumor de labios de una mujer nos arrope. En estar dispuestos a dar desde la piel hasta el aliento a cambio de una mirada. Deberíamos vestir un letrero de neón sobre la cabeza y crear unas gafas que permitan a los demás vernos, y quizá así, encontrar a alguna chica que este dispuesta a encender con nosotros la noche con versos.