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«haciendo lo que más me gusta»

Posted in Amistad, haciendo lo que más me gusta, Música with tags on octubre 9, 2008 by johnimonlydancing

Desde que el hombre se constituyó como tal, ha empeñado su existencia en preguntar. Somos criaturas  constituidas por la duda, y es esta, el motor primario, el verdadero motor inmóvil que Aristóteles siempre soñó.  Toda acción se ve condicionada por un signo de interrogación. Los libros de filosofía no son más que un basto compendio de preguntas que siempre hemos tenido, acompañado, claro esta , de bastas reflexiones entorno a estas inquietudes.

Desde los filósofos presocràticos hasta los sistemas de pensamiento contemporáneos se han dado los mismos cuestionamientos una y otra vez: quienes somos? Por que estamos aquí? Hacia donde vamos? Clichés todos de esta era posmoderna y de todas las eras anteriores. Quizá solamente la filosofía oriental a través de sus reflexiones sobre el vacío logra evadir algunas preguntas.

En un momento de epifanía, y tratando de aportar un granito de reflexión filosófica a este mundo que con cada segundo se devalúa más, he logrado resolver una de las grandes  preguntas que atormentan la mente de todo adolescente y ser humano (nótese que los adolescentes no son del todo humanos). Queridos lectores, sé que día a día ustedes se preguntan y en esta ardua labor de echar a rodar la piedra que habita dentro de nuestros cráneos, sufren y se desquebrajan. Sé que día a día ustedes dedican un momento de su valioso tiempo  a resolver lo que yo ya he resuelto. No teman más, su angustia será eliminada. Para todos aquellos que encuentran el eje de su existencia en tan profunda reflexión va este post.  Para usetdes que siempre se han preguntado (can can can!!!!!) COMO SERÍA SI YORCH Y CANO TRABAJARAN EN UNA TIENDA DE ELECTRODOMÉSTICOS? he aquí la respuesta, ahora pueden descansar:  

Just Like Fred Astaire

Posted in ensoñación, Euforia, Música with tags , on agosto 28, 2008 by johnimonlydancing

 

Existe algo en ella que parece sanarme. Cuando uno piensa que el mal no puede ser más agudo, aparece con una sonrisa y, al menos por un instante, todo parece marchar bien. Lo curioso no es que su sonrisa se presente como un remedio contra mi tristeza, lo curioso es que sabe cuando presentarse…

 

 

            Incluso cuando uno sabe, cuando uno siempre ha sabido, que existen momentos inevitables, el conocimiento no aligera el golpe cuando estos llegan. En mi caso sucedió el domingo pasado. Checaba el correo en la computadora y después, una de esas tantas páginas de perfiles que te permiten coleccionar amigos como si estos fueran tarjetas de béisbol. Entonces,  lo que sabía  llegaría en algún momento del futuro, formo parte de un tiempo inmediato y palpable: allí, justo frente a  mí,  la representación en 250 X 320 píxeles de una felicidad que no tenía mi nombre en ninguno de los colores de la imagen digital. El nombre del álbum fotográfico era “Europa”, y estaba ella, con una sonrisa llena de dientes, orgullosa, incluso arrogante, frente al Museo del Prado, abrazando a quien en algún momento de un pasado, que cada vez se vuelve más lejano, tuvo mi nombre.

 

            No pude contenerme, todos sabemos que el morbo es más fuerte que cualquier punzada en el costado, y entonces, grave error, abrí el dichoso álbum. Besos, abrazos, sonrisas que habitaban una geografía y una ruta que tiempo atrás ella y yo habíamos planeado. Ese era nuestro plan, mi plan?, el plan de ella?…el plan de ellos.

 

            El lunes fue uno de esos días que están poblados por esos diminutos detalles que te irritan hasta el punto mismo de la psicosis. En la noche busque una película que me permitiera relajarme. A los veinte minutos…la electricidad decidió que no le gusta la lluvia y escapó a algún paraíso tropical fuera de mi alcance y del de mi reproductor de DVD. 

 

          

  Martes, un día tan malo como el anterior, sólo que con una enseñanza importante: cuando las cosas vayan mal, alégrate, en cualquier momento se pueden poner peor…y así fue. Sonó el teléfono y del otro lado del auricular de mi oficina, la voz de mi padre, quien desde el hospital llamaba para informarnos que un mal que había comenzado el fin de semana se había convertido en la necesidad de internarlo. Salí de la oficina rumbo al Hospital Español: tarde (noche, mañana, tarde siguiente, siguiente noche, siguiente mañana) de análisis y enfermeras.

 

            El día de ayer, como a eso de las tres, comenzó a vibrar mi celular con un mensaje de texto: ¿tienes algo que hacer hoy, como a las 6:30 o 7?…era ella, no la mujer que sonreía desde España a través del burlón monitor de mi ordenador, no, no era la mujer de uno de mis tantos pasados, no, no era esa mujer. Era una mujer que esta hecha de cantos, una mujer de labios marinos y besos que serpentean por mi lengua dejando una estela de azúcar, una mujer con arrecifes de color en sus palabras.

 

            La llamé, concertamos una cita y horas después me encontraba frente a un café, bajo la lluvia. La vi a lo lejos, vestía una chamarra morada, tenis del mismo color y unos jeans deslavados, en su mano izquierda un pequeño paraguas azul y en el rostro una sonrisa, genuina, tranquila, de esas que se contagian y  pueden crear una epidemia en cuestión de minutos.

 

             De pronto los dos, frente a frente, un momento de silencio, un saludo y un abrazo… la tome fuerte mientras sentía que algo en mi sanaba y mi cuerpo se volvía más ligero. No sé si sea por su vocación de ave, no sé si por las miradas que le entrego y ella viste en sus brazos como plumas, pero cada abrazo suyo provoca una brevísima levitación, un pequeño vértigo que se queda en el corazón, y hace que las palabras se mareen y jueguen a ser versos.  Le entregué unas flores, le dije que no había podido evitarlo. Ella sonrió y me dio un beso.

 

            La tarde se consumió entre cigarros, café y palabras. Debo admitirlo, la niña me encanta. Me gusta que podamos hablar horas y horas, de todo, de nada, de lo que sea. Me gusta que sus palabras suenen como si tuviera en ellas a cientos de golondrinas enredadas. Me gusta que nuestras manos se tomen en la oscuridad del cine y ponerme nervioso. Me gusta quedarme la tarde entera sentado al filo de sus pupilas. Me gusta pensar que seré el chico que se queda con la chica para irse volando. Me gusta darme cuenta que cuando me separo de ella comienza a darme frió, pero nunca siento frío cuando ella esta junto a mi.

 

            Me gusta creer en la felicidad, me gusta creer en el amor, me gusta creer  que ella ha caído a la tierra de algún lugar muy alto, me gusta creer en Hollywood, me gusta no creer que el amor deba traer desesperación, me gusta saber que todo esto sucede por que cuando la tomo en mis brazos me siento como Fred Astaire.       

One is (Not) the loneliest Number, Parte 2

Posted in Amistad, Euforia, Música, ominoso with tags , , on agosto 11, 2008 by johnimonlydancing

A pesar de que era bastante tarde y había llovido, el frío parecía no hacer mella en nuestros cuerpos. El trayecto fue bastante breve y en cosa de pocos minutos Yorch y yo teníamos en nuestras manos dos boletos azules, cortesías para DJ Falcon. En la entrada no hubo mayor complicación, incluso cuando el Miami, deleznable y prepotente cadenero, se encontraba haciendo las labores propias de una raza que no llegó a tiempo a la repartición de roles en el escalafón evolutivo. Entregamos los boletos y de nuevo estábamos sumergidos en una atmósfera oscura, que gracias a las diversas esferas disco, se adornaba con pequeñas y artificiales estrellas de colores.

            Primera escala: La barra, un Whiskey con Ginger Ale (para “Tacones Fogosos” y un Vodka Tonic (para Miguelito)  inauguraron esta segunda parte de la velada. Pasaje América tiene algo que siempre me ha gustado, un mood muy particular que me pone de buenas, además, siempre encuentro una chica que me parece de lo más bella, cosa que, sin duda, se agradece. Nos dimos una vuelta por el lugar, nos topamos con algunos amigos y después de saludar, nos dirigimos a la pista de baile. El área designada para los vertiginosos pasos de baile y rituales de apareamiento estaba ATASCADA, un alfiler no habría tocado el suelo de haberlo soltado sobre la duela de madera.  

            Debido a la concurrencia, decidimos ir a un ladito de la pista en donde una chica, nos miraba, a yorch y a mí, con un especial énfasis. Una miradita que lejos de ser tierna emulaba a Anthony Hopkins en su muy afamado rol de Hannibal Lecter. Después de dos miradas, Yorch  volteó a ver a la chica de la mirada ominosa. La chica lo miró, y después de unos breves instantes, Yorch levantó su brazo y dijo salud. La chica sonrió y correspondió el gesto. Fue entonces cuando decidí que mi presencia en tal situación estaba de más e  apliqué el  mutis por la derecha sin levantar polvo. La pista de baile me esperaba, gracias a mis prácticas dimensiones, a que soy “fun size” al igual que esos simpáticos y deliciosos M&M’s, logré colarme al centro de la pista.  Saltaba, me contoneaba de un lado al otro, mis piernas se movían como esas varitas de chicle que fueron parte de nuestra infancia y entonces la vi: una mujer linda, linda, de semblante afable que movía su cuerpo con algo que era entre timidez y torpeza. Después de dos rolas en las que me aseguré que no venía con nadie, al menos con ningún hombre, me acerqué a ella….

 

Uno siempre esta buscando la frase ideal para entablar una conversación con una completa desconocida, haciendo un repertorio mental de todas las convenciones sociales que se prestan para dicha situación  escogí tres que creí podrían funcionar:

 

a)      Frase cocky: con copete a la Johny Bravo e imitando la voz de un galán de telenovela mexicana de decimonovena: “Hola nena, ya estoy aquí, te quedan dos deseos.”

b)      The Ladysman: con una copa de coñac en la mano derecha, la camisa abierta hasta el ombligo y voz profunda: “Te voy a hacer esto muy sencillo chica, se que me deseas, así que, tu casa o la mía?”

c)      La religiosa: con cara de místico español, con los ojitos así como si uno estuviera en pleno apretón de tamagochi, y con las manos hacia el cielo, como a punto de un aleluya: “Estoy inventando una nueva religión y me hacen falta diosas, estas interesada?”

 

Después de analizar mis opciones,  me percate que eran de lo más estúpidas, pretenciosas y tristes, por lo que decidí acercarme y con la euforia acumulada a lo largo de la noche ser totalmente sincero:

 

-Hola, me llamo Rodrigo.  La verdad soy muy malo ligando pero tengo que decirte que me pareces una chica bellísima y me preguntaba si  me permitirías invitarte un trago-

 

Silencio…

 

Silencio absoluto, prolongado, frío y filoso… de pronto, su boca se abrió y…

 

En mi mente imaginaba tres repuestas:

 

a)      – Osea wey, que pedo? Toma 50 centavos cómprate un bosque y piérdete.-

b)      – No manches que oso, obvio que te gusto wey, pero que naco venir así a decirme eso-

c)      No manches, eres el hombre más sincero que he conocido y me has cautivado. Necesito que me tomes en tus brazos y me beses, una y otra y otra vez. Vamos, abrázame y hagamos de esta noche una comunión que escape al fin de cualquier tiempo. 

   

Hagan sus apuestas, cual fue la respuesta?… Ninguna, en lugar de darme un batazo metafórico con sus palabras o pedirme que le hiciera el amor en el rincón más próximo, sonrió, después de sacarse mucho de onda y me dijo:

 

-Hola, soy Alejandra-

 

Platicamos un rato, mientras medio bailábamos y de pronto, oh,  la tragedia: desde el otro extremo de la pista se acercó de manera vertiginosa una mujer como de un metro, por todos lados, rodó hacia mi y con un impacto feroz lanzóme al otro lado de la pista por los aires.  Apenas de pie se acerco a mi y bloqueando mi paso hacia Alejandra, quien no paraba de reír se agitó como si dentro de ese enorme cuerpo tuviera guardada una, también enorme, lavadora vieja. Yo no pude más que cagarme de la risa, poco a poco la fui evadiendo a pesar de su insistencia, hasta volver al lado de Alejandra. Ella dijo:

 

-Me gustaría platicar más, pero tengo que irme, además temo por mi vida (mientras, señalaba a la redonda fémina que se acercaba), pero me debes un trago-

– Claro que sí- respondí, y rápidamente huí de la robusta figura que se preparaba para un nuevo embate.

            Después de encontrarme con Yorch, quien estaba con los labios destrozados por los candentes besos de su morena (No, no es metáfora, la chica en cuestión había, literalmente, masticado su boca)  nos dirigimos a bailar. Bailamos hasta que el cuerpo nos pedía a gritos un descanso y volvimos a casa, con una sonrisa en el rostro, y otra más grande en el corazón…

Sorted For E’s & Wizz: Cabalgando en el lomo de un pez naranja hasta los labios rojos de una mujer rubia.

Posted in Amistad, ensoñación, Euforia, Música with tags , , , on marzo 11, 2008 by johnimonlydancing

11:28 pm. Es un lunes simple, y sin embargo, mi apatía cotidiana no logra borrar la sonrisa que existe en mis labios desde el sábado. Más de un viaje existió ese día. Se debe de aprender que las geografías no son sólo físicas, y muchos son los caminos que se forjan entre los tejidos de notas musicales y las pupilas de las personas que uno quiere. De verdad, no alcanzo a concebir un mejor destino que el que nos muestra un viento frío que con sus notas filosas se pasea entre amigos.

Oh is this the way they say the future’s meant to feel? Or just 20,000 people standing in a field.

Cold War Kids, las primeras tonadas que llegan a mis oídos, nada que despierte mi asombro. Camino entre cientos de personas, encuentro rostros conocidos, y rostros que me gustaría conocer. Antiguas amistades se convierten en reencuentros. Pareciera que va a ser una noche larga, llena de luces, de movimientos. Una de esas noches que pueden contener al mundo entero, una de esas noches en donde todo va a estar bien.

De la distancia llegan nuevas notas, Disco Ruido, un buen pretexto para bailar. Las sonrisas comienzan un vuelo que en algún momento pareció no tener fin. Salto de un lado para otro, doblo las rodillas, subo, bajo, meneo mi cuerpo entre el humo y las personas.

El estomago me esta matando, busco un poco de agua, no consigo nada, busco la unidad médica y un pepto soluciona mi malestar. Ahora abandono a The Cribs y comparto con Yorch Lo-Fi-Fnk. Entonces aparece un pez naranja.

And I don’t quite understand just what this feeling is. But that’s okay ‘cause we’re all sorted out for E’s and wizz.

Corremos, Saltamos, Cantamos, estamos entre amigos, estamos felices. La música se estrella contra nuestros rostros, transportada por luces de colores. El frío parece no hacer mella en nuestros cuerpos. Descubrimos que el mundo se constituye por pulsos, por ritmos. Todo lo que nos rodea tiene y nos envuelve en un palpitar específico. Ciclos y secuencias dictan nuestro proceder y nos obligan a su vez a producir nuevos ritmos. Nuestro entorno se puede resumir en beats y todo beat puede traducirse en música. El cielo entero se convierte en una nota que sabemos y cantamos, que compartimos con los demás.

At 4 o’clock the normal world seems very, very, very far away. Alright.

Un hombre de corbata y lentes se sube al escenario: Jarvis. Las palabras no alcanzan, la música es genial, llamamos a los amigos por celular, compartimos las canciones. Yorch y yo nos sentamos en el pasto, agradecemos la amistad mutua. Es un momento ideal para que se pare el mundo, Y, en efecto, se detiene, y por unos segundos uno agradece con toda la sinceridad que conoce, mucha o poca, poder compartir momentos así con los amigos.  Dos canciones de Cut Copy, hubiera querido más, sin embargo, dos canciones muy disfrutables.  M.I.A. hermosa, se erige en el escenario entre  alarmas y balazos, nada mal, nada mal…

Entonces, la noche se rebela como epifanía, estoy escuchando a los Beastie  Boys, a mi lado una hermosa mujer rubia, con unos ojos azules que podrían encender la totalidad del cielo si así lo quisieran. Bailamos, reímos y mientras «Sabotage» suena, acompañada por miles de gritos, mis labios encuentran los de una mujer salida de la mitología romana. Una luna artificial, nada en la venenosa flor de sus labios, con una pálida complicidad. Encuentro en su boca un sonido que es más alto que cualquier Dios, un canto nunca escuchado. El milagro desnudo se viste de cuerpo y la saliva se adelanta al deseo con pasos mudos…

Sigo sonriendo, esperando que este gusto a ensueño dure al menos un día más.